viernes, 4 de julio de 2014

Mensaje en una botella

Cuando uno lanza un mensaje en una botella al mar no debería esperar respuesta. Es posible que el cine o la literatura nos hayan hecho creer que fuerzas naturales inexplicables, el destino o circunloquios varios pueden devolver otra botella con la vuelta del mensaje original. La realidad es bien diferente. De hecho, hay no pocas anécdotas que relatan cómo algunos mensajes acabaron encontrándose décadas después a unos pocos centenares de metros de donde se habían lanzado. El correo electrónico puede estar salvando a este planeta de una explotación de papel y contaminación por vidrio vertido al mar. ¿A que viene esto? Pues bien, creo que escribir un libro y publicarlo es uno poco ese mismo ejercicio. Lo he lanzado y en el mar está. Espero que no de la impresión de que contamino. O, en todo caso, que Se traspasa se llegue a considerar una contaminación positiva. Tengo claro que no puedo estar demasiado pendiente del resultado porque tengo otras metas. En el siguiente post os hablaré de cómo escribir novela erótica me ha llevado por casualidad a un relato pseudo-erótico muy interesante. 

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