Alguna vez ya os he comentado que me sorprendió ver que ya
no se convocaba el concurso de la editorial La sonrisa vertical. El escueto
argumento que encontré venía a decir que la pérdida de calidad de los trabajos
presentados empujaban a los responsables de la Editorial a cerrar el grifo. Eso
hace referencia al Premio que otorgaba dicha casa, no a la colección en sí como
se ocuparía el librero Miquel de demostrarme. Me citó en su establecimiento y
me enseñó el último ejemplar que había recibido. Dicho número no era ninguna
novela si no una recopilación de escritos de la biografía de un famoso Don Juan
de la corte francesa, el Mariscal Richelieu. Pese a que me he dado a conocer
con una novela erótica en el mundo editorial, y como ya expliqué en la
presentación del libro, Se traspasa
partía de una historia en la que se coló el erotismo hasta bañarlo todo, pero
que se podría haber contado sin los elementos que la convirtieran en lo que hoy
es. Así pues, no me considero un adepto al género. Ni tan solo a nivel de
lectura. Pese a eso, me intrigó mucho ese ejemplar, más cuando comprobé que –en
efecto- el tal Richelieu fue el que popularizó el nombre de la ciudad de Mahón
en todo el mundo gracias a una salsa de huevo. Sí. Me compré el libro. Me sentí
atrapado desde el principio. Al final, sin embargo, me decepcionaron dos cosas;
no hay ninguna mención suplementaria del paso del protagonista por la isla de
Menorca para profundizar en ese lance gastronómico y el relato, a ratos
autobiográfico y a ratos transcrito de algún biógrafo quizás con pluma
intencionada, no transmite en sí mismo mucho erotismo si no más bien el deporte
de la conquista por parte del Mariscal en la depravaba corte absolutista
francesa de los Luises. Interesante sí, pero no tanto como hubiera esperado. Me
han sorprendido gratamente algunas anécdotas (podríamos llamarlas batallitas)
que más que engrandecer el nombre de Richelieu, le dejan como un hombre que
sabía mentir a las mujeres con las mentiras que ellas querían oir. Y todo para
llevárselas a la cama. En el próximo post os hablo de lo que estoy maquinando
con otra obra mía.
domingo, 6 de julio de 2014
viernes, 4 de julio de 2014
Mensaje en una botella
Cuando uno lanza un mensaje en una botella al mar no debería
esperar respuesta. Es posible que el cine o la literatura nos hayan hecho creer
que fuerzas naturales inexplicables, el destino o circunloquios varios pueden
devolver otra botella con la vuelta del mensaje original. La realidad es bien
diferente. De hecho, hay no pocas anécdotas que relatan cómo algunos mensajes
acabaron encontrándose décadas después a unos pocos centenares de metros de
donde se habían lanzado. El correo electrónico puede estar salvando a este
planeta de una explotación de papel y contaminación por vidrio vertido al mar.
¿A que viene esto? Pues bien, creo que escribir un libro y publicarlo es uno
poco ese mismo ejercicio. Lo he lanzado y en el mar está. Espero que no de la
impresión de que contamino. O, en todo caso, que Se traspasa se llegue a considerar una contaminación positiva.
Tengo claro que no puedo estar demasiado pendiente del resultado porque tengo
otras metas. En el siguiente post os hablaré de cómo escribir novela erótica me
ha llevado por casualidad a un relato pseudo-erótico muy interesante.
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