lunes, 3 de agosto de 2015

Cada cosa en su sitio

Mis amigos del espacio expositivo artístico 333 del puerto de Mahón realizaron una presentación donde el erotismo era el hilo conductor. Era la ocasión de llevar mi libro Se Traspasa. La buena predisposición de Toni y Iolanda me permitió mostrar también la antología Voyeur. Ver los libros expuestos al lado de los cuadros, esculturas y joyería con temática erótica me pareció un acierto. El erotismo en ojos de otros artistas también me pareció revelador. En suma, tuve la impresión de que, quizás más que en otras ocasiones, cada cosa estaba donde tenía que estar. De la experiencia me llevé dos sensaciones; una dulce cuando varias personas se mostraron interesadas por el libro y la antología y me preguntaban en relación a ellas. La menos dulce cuando los organizadores me confesaban que lo que les impulsaba a exponer no era vender sus obras ni mantener una exposición duradera. Simplemente hacían lo que les gustaba. Así es el mundo de los creadores; o lo haces porque te gusta o no lo haces. La venta de arte o literatura está sumida en cifras muy malas. De pronto sentí como si mi libro fuera un cuadro para contemplar, en lugar de una historia a conocer. 

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